lunes, 4 de mayo de 2020

Emma Gutierrez (Dominga Palacios)

Emma Gutiérrez de Arcila mas conocida como Dominga Palacios nació en Manizales en  1926.

 Del grupo fundador de la Casa de la Cultura de la capital caldense en 1960. Libros: |Azul definitivo (1965); |Tiempo de chicharras (1990) y |Del lado cinco de mi corazón (1995). En el prólogo de éste, dice Armando Morales: «Su obra tiene singularidad, entendiendo esta afirmación como la resultante de la misma insularidad en que eligió situarse para transgredir el contenido y el continente del lenguaje, y mostrar un ser humano que se debate entre la soledad, la rutina y el dolor. Sin embargo, su poesía no es estridente, aunque la haya escrito entre ese torbellino de las violencias de todo orden que ha padecido el cuerpo de la patria... También se advierte a través del entramado de sus textos la circulación —sotto voce— de un agudo, sutil y sonreído humor, que a la vez que crítico es peligrosamente juguetón, como todo verdadero humor que en definitiva es una sucesión de desgarramientos. Por eso mismo su escritura está tocada de una sincera postura humana».

Hace frío y no tengo ganas
de hablar conmigo.
La lluvia que cae en el río
me apresa los sentidos.
Corre, corre,
y el pulso se suspende lento
A escuchar el oscuro sonido
de la sombra.
Aquí puedo mirar el hueco
del vacío,
Lamer el agua suavemente,
Detenerme en el tiempo
Aquí.




.......
Puedo vivir en mí...


Puedo vivir en mí
Desde la punta de mi pelo negro
Hasta el negro charol de mis zapatos.
Puedo hundirme en mi ser.
Puedo habitarme y abrirme y florecer
Hasta saciarme de mi conocimiento,
De mi angustia,
De mi tristeza errante.
Puedo andar siempre sola
Hasta dejar mí sombra
en cualquier parte.
Puedo, si lo preciso,
hasta dejar de amarte.
Si he de pensar en ti
para poder hallarme
Quiere decir que tres cuartos de mi vida
Se han muerto en este instante.




Resaca

Encuéntrame la historia
de una muerte que sea bella.
Que sea para mí,
Que sea mí muerte.
Únicamente mía,
Doblemente mía,
Yo y mi muerte.
No me hables con palabras conocidas.
Muda es la cal, la tierra y la llovizna.
Corazón imantado,
Dilúyeme la voz que me agoniza
sin brújula ni lastre.
Ponme de pies o de espaldas
con los ojos al cielo
O sin estrellas.
Antes
o ya de metro a metro
con mi sombra querida
Cubierta por el blanco
redondo y pavoroso de tu vida




Azul definitivo

Para un día de campo
es preciso llevar el alma puesta
Y responder por ella
a la hora del crepúsculo.
Con las hojas de los árboles
me salen canas
Y es ya poco el tiempo
que me queda
para pintarme El cabello
de verde.

Yo soy una persona
casi asiática
Y la vida me corre
casi fatal
Y casi simultánea.
Avisa corazón al detenerte.
Saca tu acento
por la ventana de mis ojos.
No suspendas el tráfico de a poco.
Fatal sería
cualquier vacilación
o cualquier suerte.
Fatal sería el detenerte de repente, a prisa,
Porque podría adrede
pararse el pulso del mundo
Que en su loco rodar
viste el espacio.

Azul, azul de todas las maneras.
Azul desierto para los dragones.
Azul definitivo.





Quiero un diablito como tú,
que me ensalce y me mime.
Que me muestre las puertas
del infierno o del cielo.
Quiero un diablito como tú...
con cara de ángel
y sentimientos negros.
Quiero que tú te vistas de demonio
con la cola y los cuernos
y ese tremendo corazón
dentro del pecho.
Un lucifer con alas.
Y o quiero un diablo así.
Para fundirme
en el ardor de mis deseos muertos
Diablo mío,
si acaso me equivoco,
no me apartes del cielo.








FUENTES







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