lunes, 4 de mayo de 2020

Maruja Vieira (María Vieira White)


María Vieira White nació en Manizales, capital del departamento de Caldas  el 22 de Diciembre de 1922.

Ha vivido en Bogotá durante la mayor parte de su vida. Hija de Joaquín Vieira Gaviria y Merceditas White.
Es miembro de número de la Academia Colombiana de la Lengua y correspondiente de la Real Academia Española. Es poeta, ensayista, periodista, catedrática y relacionista pública.
Testigo excepcional de la historia política y cultural colombiana, Maruja Vieira (bautizada así por el poeta Pablo Neruda) fue una de las pocas mujeres que logró abrirse paso en el mundo literario y profesional de su tiempo. Formó parte de movimientos literarios (v. gr. Los Cuadernícolas) y de círculos periodísticos colombianos y venezolanos. Fue una de las pocas contertulias femeninas de cafés como El Automático de Bogotá. Se destacó como defensora de los derechos de las mujeres y como una de las primeras en ocupar cargos ejecutivos en su país. Maruja Vieira fue la primera presentadora colombiana que tuvo la televisión venezolana. Gestora cultural y docente preocupada por la formación de las nuevas generaciones, ha propiciado espacios de formación de todos los jóvenes poetas; en particular, ha apoyado a mujeres que empiezan a dejar oír su voz.
Maruja Vieira inició su carrera literaria en 1946 con la publicación de sus primeros poemas en el suplemento literario de El Tiempo, en Bogotá. Son sus libros: Campanario de lluvia; Los poemas de enero; Poesía; Palabras de la ausencia; Clave Mínima; Mis propias palabras; Tiempo de Vivir; Sombra del amor; Todo lo que era mío; Los nombres de la ausencia; Todo el amor; Ciudad remanso, Popayán.
Su trayectoria literaria, iniciada con Campanario de Lluvia (1947), nos evoca su ciudad natal y su infancia: “Era blanca mi casa, con ardientes geranios que cifraban la luz en las altas ventanas…”. Luego, su poesía nos refleja los años vividos en Bogotá, ciudad a la que fue traída siendo niña y que marcó su vida para siempre: “Desde aquí mi ciudad es más cierta y más honda, / me dibuja en el alma su perfil de montañas, / el escudo del tiempo la defiende de olvidos, / por sus águilas negras y sus dulces granadas…
Los sucesos del 9 de abril en el Distrito Capital, que convulsionaron al país y marcaron el inicio de una devastadora violencia, dejaron una huella indeleble en la joven poeta: “Antes estaban lejos, casi desconocidos, / el combate y el trueno. / Ahora corre la sangre por los cauces iguales del odio y la esperanza…”. Estos acontecimientos orientaron el viaje de Maruja Vieira a Venezuela: “…la quietud del encuentro / con lluvia en los cristales. / Simple, sencillo, tierno, / ¡todo lo que era mío se me quedó tan lejos!”.
Venezuela acogió a Maruja Vieira con amor. Allí tuvo la oportunidad de trabajar con el director de cine Román Chalbaud y con Alberto de Paz y Mateos en la televisión. Conoció a algunos de los más destacados intelectuales latinoamericanos de la época, entre ellos Alejo Carpentier, Arturo Uslar Pietri y Miguel Otero Silva, con quienes sostuvo profunda amistad.
De regreso a su país, Maruja Vieira se radicó en Popayán, “ciudad remanso donde se aquieta la amargura…”; capital del Cauca en la que trabajó como librera en su propio negocio: la Librería Guillermo Valencia. Luego, trasladada a Cali en 1959, contrajo matrimonio con José María Vivas Balcázar, quien falleció de manera repentina el 15 de mayo de 1960. Su amor por el profesor, poeta y periodista caucano, ha durado para siempre: “Todavía / la frágil quemadura de una lágrima / borra la luz del árbol. / Todavía / cerca del corazón se detiene la vida / cuando te nombra alguien. / Todavía te amo…”. De su matrimonio quedó una hija, Ana Mercedes Vivas, escritora también y comunicadora organizacional. Tras la muerte de su esposo, el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) la designó como directora de relaciones públicas para los departamentos del Valle, de Cauca y de Nariño; esa posición fue ocupada por Maruja Vieira durante trece años.
En 1977 se radicó de manera definitiva en Bogotá. Allí fue editora cultural de la revista Guión y más tarde se desempeñó como asesora de la dirección del Instituto Colombiano de Cultura (Colcultura), entidad precursora del Ministerio de Cultura de la que fue luego jefe de comunicaciones. Al término de esta importante labor, Maruja Vieira se dedicó por muchos años a sus cátedras de Literatura Universal, Literatura Latinoamericana, Literatura Española y de Relaciones Públicas, en las universidades Central y de La Sabana.
Temáticas en la obra de Maruja Vieira
Figuras amadas de amigos y la presencia inolvidable de Enrique Uribe White, quien fuera su guía y mentor literario, llenan su poesía: “Navegará siempre en la noche / recorriendo la Vía Láctea, / señor de sombras y de música, / de rompecabezas y máquinas”.
También los viajes: “Mi vecina del bus de Roma / tendría dieciséis años / y llevaba en las manos la Divina Comedia en italiano. / (…) ¡Mi vecina del bus de Roma era La Primavera! / Simonetta Vespucci de bluyines desprendida del cuadro, / para vivir en la memoria de Florencia, de Roma, / del otoño y la lluvia / en ese territorio paralelo donde habita el misterio.
Su preocupación por la Tierra: “La lluvia del Apocalipsis atómico / disuelve el rostro de las estatuas. / (…) El viento / se ha declarado enemigo del bosque. / (…) Hombres azules / defienden los ríos. / Hombres verdes / defienden los árboles. / ¡La vida ganará la batalla!”.
Hoy, a sus 91 años, Maruja Vieira no es una artista encerrada en una torre de marfil. Le duele Colombia y así lo expresa en poemas como Los desplazados: “Llegaron cantando / y sembraron / en el cemento árido. / Celebraron / los ritos del amor / y del respeto a las semillas. / A cada una de las parcelas / que inventaron / le pusieron el nombre / que dejaron atrás, en el campo. / Ahora fue así. / ¿Y mañana, / cuando sepan / que no los vieron, / que no los escucharon, / que los olvidaron? / Mañana…”.
Con el paso de los años, la poesía de Maruja Vieira ha adquirido también una asombrosa capacidad para el divertimento y la sorpresa, lo cual puede verse en su poema Los 85: “A los 85 estamos descaradamente vivos (…)”.
En su faceta periodística, Maruja Vieira escribió durante muchos años la colaboración “Columna de Humo” en el diario El Espectador. Fue también colaboradora en El Nacional, El Heraldo y El Universal de Caracas; columnista de El País en Cali; crítica teatral del periódico El Siglo en Bogotá; editora cultural de la revista Guión y colaboradora de la revista Aces, entre otras publicaciones periódicas. Fue socia fundadora del Círculo de Periodistas de Bogotá, la principal agremiación periodística del país. Como directora de los programas de Radio Mundo Cultural, mismos que mantuvo en las emisoras colombianas por más de veinte años, divulgó de manera consistente las grandes voces de la Literatura Hispanoamericana.
Maruja Vieira fue fundadora de la nueva etapa del PEN Club, de la que fue secretaria general en nuestro país durante doce años.
Reconocimientos
La trayectoria de Maruja Vieira ha sido reconocida en su país con la Gran Orden de la Cultura del Ministerio de Cultura de Colombia, con la Medalla Simón Bolívar del Ministerio de Educación Nacional y, en dos ocasiones, con la Medalla Honor al Mérito Artístico del Distrito Capital.
Recibió la Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral de Chile en grado máximo, de manos del presidente Ricardo Lagos. El departamento de Caldas la condecoró con la Orden Alejandro Gutiérrez y la Alcaldía con el Escudo de Manizales, en el grado de Comendador. Por su trayectoria literaria y su tarea como docente y gestora en el Distrito Capital, el Concejo de Bogotá le otorgó la Orden Civil al Mérito José Acevedo y Gómez, en el grado Cruz de Oro.
En 2004 ganó el Premio Mujeres de Éxito en la categoría de Arte y Cultura. Por su excepcional contribución en vida y obra, al desarrollo de la cultura y del Movimiento Iberoamericano de Narración Oral Escénica, en el año 2007 fue distinguida con el Premio a la Oralidad de la Cátedra de Narración Oral Escénica de Iberoamérica.
En 2009 recibió el Premio Erato de la Corporación Arte y Poesía en la Calle, del municipio de Sabaneta en Antioquia. En 2010 fue homenajeada por la Editorial Caza de Libros en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, como la poeta viva más importante del país. En 2012 las poetas jóvenes de Bogotá le rindieron homenaje en el Gimnasio Moderno. El 1 de noviembre de 2013 le fue otorgado el Premio Nacional Vida y Obra por el Ministerio de la Cultura de Colombia. En el 2015 fue reconocida con el Premio Homenaje a Artistas y Gestores Culturales, en el área de Literatura, de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deportes de Bogotá.
La poesía de Maruja Vieira ha sido traducida al inglés, francés, alemán, griego, húngaro, italiano, ruso y gallego, y figura en innumerables antologías de poesía hispanoamericana. La poeta ha representado a Colombia en diferentes festivales nacionales e internacionales.

Libros publicados por Maruja Vieira

CAMPANARIO DE LLUVIA (carátula de Clemente Airó). Bogotá, D.C.: Ediciones Espiral Colombia, 1947.
CAMPANARIO DE LLUVIA, edición conmemorativa (prólogo de Álvaro Sanclemente). Manizales: Instituto Caldense de Cultura, 1997.
LOS POEMAS DE ENERO (carátula de Clemente Airó). Bogotá, D.C.: Ediciones Espiral, 1951.
POESÍA (carátula, títulos manuscritos e ilustraciones de Ramón Vásquez). Medellín: Ed. Jorge Montoya Toro, 1951.
PALABRAS DE LA AUSENCIA (prólogo de Baldomero Sanín Cano). Manizales: Editorial Zapata, 1953.
CLAVE MÍNIMA, vol. 29 (prólogo de Adel López Gómez, carátula de Eric Meyer). Manizales: Biblioteca de Autores Caldenses, 1965.
MIS PROPIAS PALABRAS (prólogo de Jaime Mejía Duque). Manizales: Biblioteca de Escritores Caldenses. Imprenta Departamental, Manizales, 1986.
TIEMPO DE VIVIR (Presentación de Jorge Enrique Molina, prólogo de Ignacio Chaves Cuevas, carátula e ilustraciones de Manuel de Montalvo). Bogotá, D.C.: Universidad Central, 1992.
CAMPANARIO DE LLUVIA, edición conmemorativa (prólogo de Carlos Arboleda González, carátula de Clemente Airó). Manizales: Instituto Caldense de Cultura, 1997.
SOMBRA DEL AMOR (prólogo de Águeda Pizarro, diseño de Omar Rayo). XVI Encuen¬tro de Poetas Colombianas, Roldanillo: Ediciones Embalaje Museo Rayo, 1998.
LOS NOMBRES DE LA AUSENCIA (prólogo de David Mejía Velilla, ilustraciones de Manuel de Montalvo). Premio otorgado por la Fundación Mujeres de Éxito en la categoría de Arte y Cultura. Bogotá, D.C.: San Librario, 2006.
ANTOLOGÍA POÉTICA (prólogo de Cristo Rafael Figueroa). Homenaje en el XIV Festival Internacional de Poesía de Bogotá. Bogotá, D.C.: Instituto Caro y Cuervo, 2006.
TODO LO QUE ERA MÍO (carátula de Ramón Vásquez). Colección Un Libro por Centavos, Bogotá, D.C.: Universidad Externado de Colombia, 2008.
ROMPECABEZAS. Colección Viernes de Poesía, Bogotá, D.C.: Universidad Nacional de Colombia, 2010.
TIEMPO DE LA MEMORIA. Colección 50 Poetas Colombianos y Una Antología, Ibagué: Caza de Libros, 2010.Prosa
CIUDAD REMANSO, POPAYÁN (nota crítica de Luis Eduardo Nieto Caballero). Popayán: Universidad del Cauca, 1956.Virtuales
TODO EL AMOR BUSCANDO MI CORAZÓN, No. 5. Colección Gaviotas de Azogue, México, D.F.: Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica (Ciinoe), Ed. Comoartes, 2011. Presencia en antologías poéticas colombianas
POESÍA DE AUTORAS COLOMBIANAS (selección y notas de Eddy Torres). Bogotá, D.C.: Caja Agraria (homenaje al Año Internacional del Año Internacional de la Mujer), 1975.
POESÍA CONTEMPORÁNEA DE COLOMBIA, número 12. Colección Biblioteca de Literatura Colombiana. Bogotá, D.C.: Oveja Negra, 1984. | También disponible en Internet: Fuentes para el Estudio Historiográfico de la Literatura Colombiana (FEHLC) 1867 – 2007. Universidad de Antioquia. 
 ANTOLOGÍA DE LA POESÍA COLOMBIANA, tomo II (ed. y comp. Rogelio Echavarría). Bogotá, D.C.: Ministerio de cultura, Áncora Editores, 1997.
ANTOLOGÍA DE LA POESÍA COLOMBIANA, tomo II (ed. y comp. Rogelio Echavarría). Colección biblioteca familiar Presidencia de la República. Bogotá, D.C.: Imprenta Nacional, 1996.
POESÍA COLOMBIANA DEL SIGLO XX ESCRITA POR MUJERES. POETAS NACIDAS HASTA 1949, tomo I (ed. y comp. Guiomar Cuesta Escobar y Alfredo Ocampo Zamorano). Bogotá, D.C.: Apidama Ediciones, 2013.
LEER LAS MUJERES, antología digital publicada por la Feria Internacional del Libro de Bogotá, abril de 2015.

Presencia en algunas antologías poéticas hispanoamericanas y de otros países:

 ANTOLOGÍA DE LA POESÍA HISPANOAMERICANA, 2ª ed. (comp. Caillet-Bois). Madrid: Aguilar, 1965, p. 2072.

MEMORIA POÉTICA DE LA ALHAMBRA (ed. José Carlos rosales). Colección Valdalia, Granada: Patronato de la Alhambra y Generalife, Fundación Lara, 2011.
UN PAIS QUE SONHA. CEM ANOS DE POESIA COLOMBIANA (selección y prólogo de Lauren Mendinueta, trad. Nuno Júdice). Portugal: Embajada de Colombia en Portugal, Assírio & Alvim, 480 pp.
Reconocimientos
2004 - Premio de la Fundación Mujeres del Éxito / Categoría Artes y Letras, a propuesta de la Universidad Central.
2007 - Premio Iberoamericano Extraordinario de Comunicación y Oralidad Chamán y la Distinción por la Oralidad (España / México).
2009 - Premio Erato, que incluyó el lanzamiento de cien mil hojas con sus poemas desde un helicóptero.
2010 - Homenaje de la 23ª Feria del Libro Internacional de Bogotá que publicó su libro Tiempo de la memoria.
2012 - Premio Vida y Obra otorgado por el Ministerio de Cultura.
2014 - Premio Ediciones Comoartes al autor.
- Gran Orden de la Cultura del Ministerio de Cultura de Colombia.
- Medalla Simón Bolívar del Ministerio de Educación Nacional
- Medalla Honor al Mérito Artístico de Bogotá D. C.
- Orden Aquilino Villegas del departamento de Caldas.
- Cruz de Manizales del municipio de Manizales
- Orden Gabriela Mistral del gobierno de Chile.




Los Muros y el Recuerdo

Era blanca mi casa, con ardientes geranios
que cifraban la luz en las altas ventanas.

Había enredaderas finas y acariciantes,
lirios que recordaban la frente de mi madre.

Allà crecieron dalias, claveles y azaleas
para la cruel dulzura de mis manos pequeñas.

Allì aprendí la forma del árbol en el viento
y el viaje de las nubes en el agua del cielo.

Los pasos de mi padre resonaron alegres
en el amor lejano de mi primer recuerdo

y poco a poco fueron haciéndose más lentos,
mientras mis ojos iban hallando el universo.

Allá una tarde supe que en el trigo hay angustia
cuando siegan de pronto su dorada cabeza.

Me arrancaron del alma los geranios ardientes
y los lirios y el río de los amaneceres.

Se llevaron mis ojos a un paisaje distinto,
de montañas heladas bajo cielos de acero.

Me quedó un vago asombro de ternura y ausencia
y un camino que busco, más allá de los sueños.




Palabras de la Ausencia
I
Esta noche la lluvia
rompe contra los árboles su abanico de vidrio
La carta de la madre
me dice cosas tiernas de la casa distante:
“Llamaron a la puerta
igual que tú llamabas al volver por las tardes.
Cuando encuentro tus libros
me parece que has vuelto y que voy a besarte”

II
Madre, cuando despierto
me dice buenos días la verde luz del Ávila.
Y los pájaros cuentan
que amaneció la niebla sobre los apamates.
Porque todos los ríos
me llaman con la letra sonora de sus aguas
Aquí estoy aprendiendo
nombres que tienen gusto de níspero y manzanas.

III
Desde aquí tu ciudad es más cierta y más honda.
Me dibuja en el alma su perfil de montañas.
El escudo del tiempo la defiende de olvidos
por sus águilas negras y sus dulces granadas.
Yo recuerdo sus calles, largos hilos de bruma
que febrero enredaba con agujas de insomnio
Y sus parques de mayo con sonrisas de niños
y los altos balcones rumorosos de junio.

IV
Por tu voz de campana matinal que me aguarda
y mi flecha de sueños que se rompe en el arco
Esta noche de lluvia mis palabras te buscan
por la casa desierta, donde faltan mis pasos.



LOS 85
(A Ana Mercedes Vivas)


A los 85 estamos descaradamente vivos.
Se supone que los que nos aman
deben saber que caminar ya no es la alegría de antes
a menos que sea al sol y sobre la hierba.

Se supone que deben saber
que nuestras noches son demasiado largas,
porque tenemos que acostarnos muy temprano
y hay muchas cosas a las que ya no podemos ir
porque nos cansamos.

Pero seguimos descaradamente vivos
y no son nuestros ojos,
es la luz la que se debilita cuando queremos leer
y no son nuestros oídos,
es la voz de los otros la que ya no tiene sonidos.

Son las calles las que se han vuelto
demasiado largas y las escaleras demasiado altas.
Pero seguimos descaradamente vivos
y algunos afortunados tenemos
una ventana por donde entra el sol de la tarde
y una voz muy amada que nos llama.



Tiempo Definido
Está bien que la vida,
de vez en cuando, nos despoje de todo.
En la oscuridad
los ojos aprenden a ver más claramente.
Cuando la soledad
es el total vacío del cuerpo y de las manos,
hay caminos abiertos
hacia lo más profundo y hacia lo más distante.

En el silencio, las amadas voces
renuevan claramente sus palabras
y los muros custodian
el rumor conocido de los ausentes pasos.

Los labios que antes fueran
sitio de amor en las calladas tardes,
aprenden la grandeza
de la canción rebelde y angustiada.
Hay un viento en suspenso
sobre los altos árboles,
un repique de lluvia sobre ruinas
oscuras y humeantes,
un gesto en cada rostro
que dice de amargura y vencimiento.

Sigue un lento caer de horas inútiles,
desprendidas del tiempo.
Y más allá del círculo pequeñito del mundo,
aquel mundo cerrado, con sus vagas estrellas
y su bruma de sueños, despierta inmensamente
la herida voz del hombre poblador de la tierra.

Antes estaban lejos, casi desconocidos,
el combate y el trueno.
Ahora corre la sangre
por los cauces iguales del odio y la esperanza,
sin que nada detenga
la invasora corriente de las fuerzas eternas.

9 de abril de 1948





Libros para descargar de Maruja Vieira:



FUENTES
Carlos Enrique Ruiz. http://portalliterario.utp.edu.co/poetas/201/mirada-critica/pdf


https://youtu.be/WDRZX_lLDms

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