Nació en Manizales en 1985.
Estudió literatura en la Universidad de los Andes en Bogotá. Hizo la maestría en Escritura Creativa en la Universidad Nacional de Colombia y la maestría de Escritura Creativa en la Universidad de Nueva York. Ha trabajado como profesora de literatura y como gestora cultural. Fue fundadora de la residencia para artistas Residencia en la Tierra. Sus cuentos, poemas y ensayos han sido publicados en diferentes blogs literarios y antologías. En 2015 la Universidad Externado de Colombia publicó su libro “Casa Paterna”, una selección de poemas de cuatro libros inéditos: “Orillas”, “Diario del refugio”, “Diseño de interiores” y “Del porno y las babosas”, este último, en colaboración con la artista Powerpaola, publicado en 2016 por la editorial brasileña independiente DEEP. Hizo su doctorado en estudios culturales hispanoamericanos en CUNY (City University of New York).
Obras:
• Del porno y las babosas. Deep. 2016.
• Casa Paterna. El Externado. 2015.
• Diseño de Interiores”
Reconocimientos, premios y menciones:
• Su libro de poesía “Diseño de Interiores” ganó el concurso Nacional de Poesía Ciudad de Bogotá 2015.
pero el jurado del concurso, convocado por el Instituto Distrital de las Artes de Bogotá, por un desarreglo burocrático mínimo -la falta de una firma en un formulario-, desconoció la adjudicación.
El poema que sigue fue tomado entre los que el portal literario colombiano Literariedad (http://literariedad.co/) publicó a propósito de estos hechos:
Después de todo
tus ojos
piedras azules
no
aguja enterrada
sobre la piel
del color azul
y yo
muro con pájaro atacado
por niños sedientos
de impotencia animal
me cuentas la historia
-tú y tus historias-
de los asesinos
de la Segunda Guerra Mundial
que eran pocos
dices
los elegidos
dices
perdían el dedo índice de tanto disparar
el dedo no soporta el peso
-¿del arma o de la culpa?-
va dejándose caer
dejándose no
el dedo no se deja caer
el dedo cae
la pregunta es
a quién le duele más
¿al dedo o al cuerpo?
a mí
no te creo
dices
insisto
estoy a punto de perder algo
será el peso de tu culpa
será
que me estás perdiendo
eres una basura
dices
y estrellas las palabras
contra la silla de madera
que compraste
en el mercado de las pulgas
me pregunto si la muerte tendrá un sonido
si podrá condensarse en objeto
y venderse en el mercado
de las pulgas
el lugar
de donde sacas
los objetos que acumulas
con los que tropiezas tu rabia
hasta hacer sonar
la muerte que hay en ellos
sobre el calor que dejan tus palabras
lágrimas
sobre las lágrimas
no llores
sobre el no llores
esto no vale nada para mí
nunca ha valido nada
no podrás
eres débil
sí
soy débil
y he dejado libre su lado más feroz
este es mi hombre
de metales y fuego
entonces
por eso la textura
violencia contenida hasta el vidrio
tan frágil
ante cualquier descuido
cualquier muestra de desamor
cuando nuestras manos se unieron
sobre la llama de una vela
creímos en la fuerza del roce
no había inquietud que no pudiera resolverse en la mirada, al amanecer
decías amarillo y los guayacanes florecían por segunda vez, libres de
culpa, no temblábamos por una razón distinta a la cafeína, el orden
resultaba una criatura soberbia que uno no podía dejar de mirar a los ojos
quién iba a pensar que había aire
para incubar los huevos del hastío
cómo imaginar que estaba
desplegando raíces
ganando terreno
haciendo pactos secretos con
nuestro lado oscuro
hasta convertirnos en este tipo de parejas
que hacen que me sorprenda
la gente que se quiere de verdad
yo no te imaginaba
pidiéndome de vuelta lo que me diste con amor
la ruana
la silla que tejiste
y la foto que me regalaste de ti
a los 18
en la cima de la montaña
la sonrisa de viajero
y una nube atravesándote los brazos
haciéndote ángel
augurándote
que sólo te tendrías a ti
para protegerte de ti mismo
no quiero estar más contigo
dices
mi cuerpo está enfermo de ti
no lograrás nada
you’re bullshit
bullshit
empezaré un poema así
digo
un poema en el que hablaré sobre
basura
dices que te malinterpreto
que altero tus palabras
es que
lindo
las palabras nunca son como las dices
son como saben en el paladar
y la palabra basura
uno la pronuncia
y los lixiviados
salen
mira
¿ves el líquido?
toma un poco
como antes
tomabas de mi orgasmo
perdidos uno a uno los dedos
no queda nada por traspasar
y aún así mañana
habrá otro día
en la calle
al calor de la huida
las palabras
retumban
se arrinconan
listas
para una hoguera
las hago crujir
como el silencio nunca supo hacerlo
por más animal revolcándose en su quietud
por más disparo despejando el aire de la noche
Sótano
que quieres quitar de ahí
las telarañas
las capas de moho
inténtalo
a ver si no aparece de pronto la olla
con el arroz pegado
los guantes amarillos
que protegen
del jabón quitagrasa que te agrieta la piel
y en el silencio
de quien lava platos y olvida poner música
el poema se tararea solo
como si tuviera pies
y quisiera hacer de ti un salto
es
no cabe duda
ese que dice
que se llegó al final de la carrera
y el premio es otra carrera
y si el premio es una pared
y si el premio es mugre coagulado en un sifón
y si todo fondo no es más que horas percudidas en la cortina de baño
la sala donde la luz pega directamente en el reflejo de la infancia
donde también el tema con la luz
es cosa seria
los niños
sus deseos
su canto de sirena
que tratan de arrastrarte
a la inacción
a no ser
otra cosa
que calor atemporal
su belleza
que crece
sobre filo
en tu garganta
raíz
que no se ve en ningún espejo
pero sabes
si no la cuidas
no la riegas
no la podas
recuerda
poner papel conciencia en las paredes
quien se ha cortado con papel sabe
lo que guarda en sus bordes el blanco
del porno y las babosas
no hay porno capaz de igualar
el apareamiento de las babosas
una afirmación sustentada
en no tener babas suficientes
para hacerle saber al otro
a los otros
las ganas que tenemos de que nos muerdan una oreja
que nos metan la punta de la lengua
en orificios donde no cabría
ni el más extraviado de los hongos
las babosas en cambio
ah, las babosas
sus falos
translúcidos nórdicos azules
aprietan retuercen
giran blandos fecundos
saboreándose como la luz en el color
se lanzan al vacío
en un salto tal vez mortal
tal vez amortiguado
por los ángeles protectores
del porno y las babosas
Primera orilla
Alejando al cuerpo
del desprendimiento de sus partes
no pudimos evitar que la marea descendiera
y allí
un hombre tendido
abierto
fragmentado
como todo aquello que intentábamos salvar.
Acercamos la mirada
La limpiamos para confirmar que no fuera otra de sus manchas
-cuerpo de hombre confirmamos-
y entonces abrió su voz
abrió su voz y dijo:
“eso que otros han llamado abismo
es lo que yo llamo tierra adentro”
Y si la tierra tembló mientras él me miraba
no fue porque en su cuerpo resucitaran mis raíces
fue porque de nuevo los cielos eran fértiles
y podíamos sembrar jardines que se ondulaban en la nada
porque dimos vida a los mares que crecieron entre peces
porque el cuerpo se mantuvo firme
y fue evidencia
revelación
de que entonces no era la tierra la que temblaba
sino el silencio.
Promesa del día muerto
El día congela mis párpados ante la espera
pero la mañana no nos besa las manos
ni traza con firmeza sus líneas
y una luz no se instala en nosotros
con voz propia mostrándonos el camino,
y un grito no traspasa el instante del abandono
de todo lo que habita y nació muerto entre nosotros
Pues donde había corazón
sólo una piel que se resiste a tomar forma,
y la complicidad del silencio
extendió sus dominios
con raíces oscuras,
y nosotros
contemplando la lluvia
cuando ciegamente creíamos en el cielo azul de esta mañana.
Ojos abiertos
Sin poder distinguir si soy yo,
o es la distancia apresurando el cuerpo,
enmudeciendo los pasos que se acercan,
vigilando los rincones que no están
pero que a ti se dirigen
con esa voz de donde huyen las cosas
Yo,
o en el fondo algo que amanece
sin poder asegurar que sea el sol
o el deseo de verter mi corazón sobre todo lo que veo
Yo
o mi presencia el día en que del cuerpo estalle
para velar el sueño de una muerte anticipada.
Tercera orilla
Si hemos de callar todo este tiempo
que sea para siempre.
Tú dirás que no es posible hablarme con el cielo mojado
y que ahora que empieza a inundarse
no puedes distinguir si son tuyos
o míos
los cielos que se abren,
los mares que se aproximan a la catástrofe.
Si es por eso que se te enmudecen los ojos y las manos
y andas ciego de voz
y las palabras se vuelven mariposas
que te enredan la garganta,
si es por eso,
que sea para siempre.
Yo por mi parte
puse las manos sobre una piedra oscura
sin saber que iba a morir,
que iba a ser un acto milagroso despertar
para suplicarte que no estallaras,
que no estallaras
mientras estuviera envuelta
en esa niebla que escogiste respirar.
FUENTES
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